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Todas las familias cuentan

En casa, en el cole, en la calle o en el parque… los más peques están construyendo su mirada sobre el mundo. Y ese mundo, aunque no siempre se muestre así, es diverso: hay familias con dos mamás, dos papás, una mamá sola, un abuelo que cuida, niños adoptados, familias multiculturales, familias elegidas.

Educar en la diversidad desde la infancia es enseñar a mirar con empatía, a respetar lo que no es igual y a entender que el amor tiene muchas formas. ¿Cómo podemos hacerlo de forma natural y cercana? A través del juego… y de las historias que les contamos.

Los cuentos: una primera ventana al mundo

Los cuentos son mucho más que entretenimiento: son una herramienta pedagógica y emocional muy poderosa. Los utilizamos para divertirles y para acostarles por la noche, pero también para enseñarles a dejar el biberón, para acompañarles en la vuelta al cole o para presentarles cómo es un avión cuando estamos a punto de emprender las vacaciones. Cuando les leemos una historia donde aparece una familia como la suya, o diferente a la suya pero tratada con respeto, les estamos diciendo: “Esa forma de vivir es tan natural y válida como la nuestra. También merece estar en los libros.”

Los cuentos que representan familias LGTBIQ+, monoparentales, adoptivas o, en general, no normativas, normalizan lo que aún muchas veces se invisibiliza, y ayudan a que todos los niños —también los que crecerán en familias diversas— se sientan incluidos, vistos y validados.

El juego simbólico: imaginar otras realidades

Cuando los niños y niñas juegan a las casitas, a ser papás, doctoras, superhéroes o maestras, están ensayando el mundo. Repitiendo lo que ven. Y también están explorando modelos de familia, roles y relaciones.

Ofrecerles muñecos diversos, sin estereotipos de género ni estructuras familiares cerradas, les permite crear libremente, sin limitar su imaginación ni reforzar modelos normativos. Y no se trata de “dirigir” el juego, sino de ampliar el abanico de lo posible. Dejar que sea su imaginación la que mande, y no las presiones sociales o las tradiciones.

Un niño puede jugar a ser el papá de una muñeca. Una niña puede cuidar a su hermanito con una cocinita. Pueden jugar a tener dos mamás, o una abuela que cuida, o una familia inventada… y todo eso está bien.

¿Por qué es importante hablar de diversidad familiar?

Porque los niños no nacen con prejuicios. Los adquieren o los desaprenden, en función del entorno que les rodea. Mostrar desde pequeños que existen distintas formas de amar, de cuidar y de vivir en familia:

  • Favorece el desarrollo de la empatía
  • Previene actitudes discriminatorias
  • Ayuda a que los niños de familias diversas se sientan seguros y reconocidos
  • Les permite crecer en libertad, sin miedo a ser quienes son

Y sí, también es una forma de prevenir el bullying y fomentar entornos más respetuosos y seguros. Como se suele decir, educamos a nuestros hijos para que nadie, en el futuro, tenga que sentir que debe protegerse de ellos.

No es ideología, es realidad.

Hablar de diversidad no es adoctrinar. Es nombrar lo que ya existe. Es reconocer que muchas niñas y niños tienen dos madres, dos padres, o ni una cosa ni la otra, o una madre de género no binario, o solo un papá, o una mamá y una abuela. Y que esconder eso no los protege, sino que los aísla. Por eso es tan importante que en sus cuentos, en sus juguetes y en sus juegos, puedan ver reflejadas todas las formas de amar y de existir como familia.

¿Qué puedes hacer en casa?

  • Elegir cuentos con representación de distintas realidades familiares
  • Dejar que jueguen libremente, sin corregir sus roles o relaciones ficticias
  • Escuchar sus preguntas sin miedo
  • Nombrar con naturalidad cuando veas una familia diversa en la calle o en la tele
  • Usar vocabulario inclusivo: no dar por hecho qué forma de familia tiene cada niño

En Nenene seleccionamos libros, muñecos y materiales de juego que no refuercen estereotipos, que abracen lo diverso y que acompañen a las familias en la crianza respetuosa, libre y amorosa. Porque la infancia merece crecer viendo que su historia, sea cual sea, también se cuenta.

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