Observar a los niños en su día a día, sin juzgar ni intervenir, es una herramienta valiosa para los padres, educadores y cuidadores, como los abuelos u otros familiares. Esta práctica, inspirada en la pedagogía Montessori, nos permite entender mejor cuáles son sus intereses, qué habilidades están desarrollando y cómo podemos acompañarlos de manera respetuosa y consciente en su crecimiento.